En 1998 Yamaha se encontraba nuevamente ante un nuevo desafío en la categoría reina de las superbike. Justo dos años antes, Suzuki había dado el campanazo con su espectacular gsxr 750 SRAD, capaz de batir a las que tenía por abajo y por arriba. Una motocicleta, con medidas de supersport y prestaciones de modelos con bastante más potencia.

Pero eso no era suficiente. El nuevo campeonato de superbike, anunciaba la modificación de reglamentación con un cambio de cilindrada, que pasaba de los actuales 750 cc, a los 1000 cc que conocemos en la actualidad. Por ello todas las marcas, se encontraban con motocicletas desfasadas y pesadas, no aptas para tal misión, entre ellas Yamaha.
La Yamaha YZF R1 supuso la revolución en las superbikes del nuevo siglo
Así que a principios de 1998, la marca de los diapasones, dio el campanazo con esta R1. De imagen minimalista y compacta, con soluciones técnicas como el sistema EXUP de escape, chasis deltabox de doble viga de aluminio o el motor portante para reducir inercias, daba buena cuenta de sus intenciones. Si a ello le unimos un motor ultra compacto, de tan solo 65, 3 kilogramos de peso, con 20 válvulas, carburadores Mikuni de 40 mm y unas medidas y geometrías totalmente radicales, nos encontramos ante la que podríamos llamar “La madre de las deportivas”.

La Yamaha YZF R1, desde el primer momento, mostró sus cartas sobre la mesa. No estaba hecha para las medias tintas, ni para pilotos inexpertos. Ella traía una nueva dimensión hasta ahora desconocida en el mundo de las dos ruedas. Con 150 cv de potencia declarados y un peso de 177 kilos, buscaba acercarse lo máximo posible, a la ansiada relación 1-1, solamente lograda por motos destinadas meramente a la competición.
Con un motor de 150 cv y 177 cv de potencia, era la motocicleta de calle que mas se había acercado a la relación 1-1 ( 1 kilogramo por cv )
En los medios de la época no salían de su asombro. Era bestial su comportamiento y manejo, incluso por momentos, hasta peligrosa, dado la ligereza de su tren delantero y el tacto que se precisaba para poder llevar al límite semejante caballería.

En el tren delantero precisamente es donde radicaba su mayor defecto, algo más o menos sencillo de solucionar, con la instalación de un amortiguador de dirección.
En el año 2.000 la marca decidió pulir algunos de los detalles de los pecaba su buque insignia, mejorando la curva de potencia y el tacto del motor, Además se le incorporo un nuevo silencioso fabricado en titanio. Con todo ello, su peso se redujo hasta los 175 kilogramos.

Un año después y con las nuevas reglamentaciones ambientales, la marca de Iwata incorporó a la joya de la corona un nuevo sistema de inyección, con lo que consiguió además, hacerla mucho más dosificable y fácil de usar. Algunos cambios estéticos y un nuevo sistema de aire denominado A.I.S, fueron suficientes, para mantenerlo en lo alto, hasta la llegada en 2003, de la que fue su sustituta.
La Yamaha YZF R1 marcó el camino a la nueva generación de deportivas venideras
A día de hoy en mercado de segunda mano encontramos unidades tanto de carburación como inyección, a precios más o menos coherentes, teniendo en cuenta la locura actual con este tipo de motocicletas noventeras.

Con un poco de paciencia y comparando, podemos hacernos con alguna unidad en condiciones. Yo recomiendo buscar una unidad de inyección, ya que la filosofía de la moto es la misma, pero están pulidos todos eso detalles que en la versión inicial, la hacían una moto de manejo algo delicado.
Sea como fuere, estamos ante una de las motocicletas más revolucionarias de la historia y que aún hoy, más de 20 años después, sigue levantando la misma pasión, ante los que somos amantes de las deportivas.
Fuentes para datos técnicos: Wikipedia, La Moto ( 100- Agosto 1998 )