Si me tengo que poner a pensar en un coche que de niño siempre se me viniera a la mente como el mejor deportivo del mundo, ese es sin duda el Ferrari Testarossa.
Aun recuerdo la primera que vez que vi una foto de este espectacular auto de la casa de Maranello. Fue en una de esas pegatinas que se coleccionaban y con las que luego rellenabas aquellos maravillosos álbumes de cromos, de los cuales yo complete unos cuantos. Como digo, el Testarossa era sin duda uno de esos vehículos con los que cualquier crío soñaba tener en un futuro lejano, cuando la niñez ya no fuera tal y hubiera llegado el momento de tener un coche, en este caso un súper-coche.

Presentado en 1984 y diseñado por el carismático Pininfarina, venía a sustituir al ya longevo 512 de carburación. En este nuevo modelo de la casa de Maranello se mantuvo la disposición motor del 512, aunque con un nuevo sistema de inyección, que a la postre aumentaba la potencia de su antecesor en unos 50 cv.
El Ferrari Testarossa marcó una época con su atrevida estética marcada por sus inmensas branquias laterales
Del Testarossa lo más destacable e impactante a la vez en aquellos años, eran sus espectaculares branquias laterales, que además en los noventa sirvieron para adornar laterales de calibras, célicas…etc. gracias a aquel “kit tunero”, denominado catano que intentaba emular la silueta del majestuoso Testarossa.

Con una altura de 1,13 m y una anchura bestial de 1,97 m hacían de este Ferrari un vehículo de aspecto musculoso y a la vez aerodinámicamente muy eficaz. En contra de estas cotas tan espectaculares, estaba la utilidad del mismo, maniobrabilidad muy complicada y un acceso al coche digno de un fórmula 1 de la época, ya que el asiento estaba prácticamente a ras de suelo. Como colofón a la estética del Testarossa, estaban los colosales espejos retrovisores de dudosa utilidad dada la posición de los mismos (aunque en la primera versión solo montaba uno) y una toma de aire frontal en el lado del conductor, en la parte baja de su paragolpes delantero.
Mecánicamente hablando el Testarossa seguía en su línea “bruta”, ya que el propulsor empleado le venía como anillo al dedo a aquella esplendorosa carrocería. El motor de 12 cilindros en v a 180º y 4900 c/c de cubicaje, montado en su parte trasera rendía una potencia de 390 cv y era capaz de alcanzar los 300 km/h en circunstancias favorables. Estas cifras quizás hoy en día no te dicen mucho, ya que coches con menor número de cilindros e incluso menos potencia son capaces de alcanzar unas mejores prestaciones, pero si nos tele-transportamos a la década de los 80 y lo que por aquel entonces teníamos por carreteras, os aseguro, que era como ir en un caza del ejército a ras de suelo.

Con un motor v 12 y 390 cv de potencia, el Testarossa rendía unas prestaciones de infarto para un vehículo de la época
En el plano dinámico, no destacaba precisamente por ser un vehículo para ir dándolo todo en cualquier circunstancia. Su alto centro de gravedad provocado por su posicionamiento del motor justo encima de la caja de cambios, le hacían ser poco equilibrado, con la consecuente pérdida de tacto en el tren delantero, del que se quejaban los más puristas de la marca, tachándolo de poco intuitivo e ineficaz para una conducción al limite. Por lo tanto se podría decir que este Testarossa estaba destinado para un público más burgués y que no precisara de ese ADN tan racing “made in Ferrari”
El Testarossa sin duda fue un éxito comercial, que Ferrari prácticamente no ha vuelto a repetir. Un total de 7177 unidades se fabricaron desde el año 1984 que fue presentado, hasta principios de 1992, momento en el que fue sustituido por el 512 tr, que no es más que un Testarossa con todas las modificaciones necesarias para hacerlo más usable, ya que como comentamos antes, el Testarossa era de todo menos práctico. Una nueva versión denominada 512 m, fue por decirlo de algún modo, la última evolución de este magnífico automóvil. De esta última versión, tan solo se fabricaron 500 unidades y tiene particularidades como toda la parte trasera totalmente carenada, a diferencia de sus antecesores que dejaban ver el bloque motor, o unas llantas de dudoso diseño.

En la actualidad el Testarossa se cotiza relativamente barato en comparación con otros modelos de Maranello. Desde unos 75.000 euros podemos hacernos con una unidad en buen estado
Hoy en día el Ferrari Testarossa es más que un coche y quizás por su gran volumen de producción, no ha alcanzado cotas de cotización como algunos de sus hermanos, aunque este siga siendo objeto de deseo de muchos de nosotros, que nos quedábamos embobados viendo como el gran Don Johnson daba tremendos acelerones por la acalorada Miami en su Testarossa blanco.
Con precios que parten desde los 75.000 euros hasta cifras tornando los 350.000 euros para unidades casi de museo, es el baremo en el que se mueven las cotizaciones del Testarossa. Si lo que deseamos es adquirir alguna de las evoluciones de este mítico auto, 512 tr,tm, entonces deberemos de subir nuestro presupuesto, llegando algunos a alcanzar cifras cercanas al medio millón de euros.

En fin, un coche que nos hizo soñar a muchos siendo unos niños y que hoy día se le puede ya catalogar con la distinción de clásico y que pasara a la historia de la automoción como uno de los Ferrari mas anhelados por los niños de la época y que para muchos de ellos, por desgracia sigue siendo eso, un anhelo.
Un apasionado del motor que disfruta escribiendo , un abrazo Jorge , enhorabuena con el blog un saludo fastandclassics.com
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Muchas gracias Fernando.
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